miércoles, 6 de octubre de 2010

La Soledad

Es interesante cómo hoy en día que nos encontramos en un mundo que está más conectado que nunca, en que la capacidad de comunicarse y compartir con el otro resulta rápido y sencillo desde cualquier parte del planeta, el ser humano en líneas generales, se halla sólo. Esa experiencia de frustración de no tener un encuentro real y profundo con el otro a venido dándose con fuerza en los últimos años. Ya el Papa Juan Pablo II hablaba años atrás sobre este fenómeno antropológico. Una de las evidencias fuertes que muestran las investigaciones es el incremento de los casos de suicidios de niños y jóvenes en el mundo, sobre todo en los países más desarrollados.

Una de las más importantes razones es que el encuentro personal real y auténtico se viene debilitando. La comunicación es cada vez más escueta y simple, las relaciones son más superficiales y hay mucho más distracciones para poder ver lo esencial del ser humano. Los seres humanos necesitamos conocernos entre nosotros de manera más auténtica y profunda, y así descubrirnos unos a otros. Es también a través de esta dimensión comunitaria que podemos encontrarnos con Dios (quien nos revela lo grande que somos y tenemos) y ser Dios, al mismo tiempo, quien nos apoya con su gracia para poder enriquecer nuestras relaciones. Hay que entenderlo bien entonces, no estamos solos, NUNCA.

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